La actitud en las fiestas

Deslumbrar y causar furor en una fiesta o celebración no es siempre una tarea sencilla de realizar. Organizar o acudir a una fiesta no tan solo requiere nuestra presencia física sino que debemos estar psicológicamente preparados y ser positivos y optimistas para disfrutar así del evento.

Si nuestra actitud es pasiva y nuestra disposición es prácticamente nula no disfrutaremos en absoluto de la situación y estaremos incómodos e incluso generaremos incomodidad en nuestro alrededor.

Para deslumbrar de forma creativa en una fiesta es importante llevar un atuendo acorde con la situación e incluso podríamos añadir algún elemento, como por ejemplo las pulseras fluorescentes que harán que brillemos con luz propia.

Los festejos constituyen una fórmula de evadir nuestra rutina, de disfrutar y dejar a un lado las preocupaciones y el estrés para poder compartir unos momentos alegres, divertidos y agradables.

Las fiestas poseen un significado que engloba positividad, alegría y entusiasmo. Independientemente de la perspectiva desde la cual se mire, la fiesta es una tradición que genera cierto compromiso por nuestra parte para poder generar un ambiente acorde.

La idea de la celebración requiere un esfuerzo por nuestra parte y por ello nuestra actitud debe estar a la altura de las circunstancias para poder valorar de forma equilibrada y coherente la situación y poder disfrutar de ella lo máximo posible.

El objetivo de toda celebración es disfrutar y pasarlo bien en compañía compartiendo un ambiente de festejo, positivismo y optimismo. Por tanto, en una fiesta no es solo importante el hecho de la decoración, el ambiente, la organización, el cuidado y los detalles sino que también tenemos un papel protagonista para el buen funcionamiento y gozo de la celebración.

Debemos sacar lo mejor de nosotros, potenciar nuestra creatividad e impulsar nuestra mejor sonrisa y positivismo para poder sacar el máximo provecho de una fiesta. Debemos dejar a un lado los problemas y las inquietudes por una noche, una tarde o un día para poder proyectar lo mejor de nosotros y guardar un buen recuerdo.

Disfrutar del momento y vivir el presente es imprescindible, pues se trata de una oportunidad que si aprovechamos bien podremos recordar el resto de nuestros días. Una fiesta es una cita ineludible en el que los límites los ponemos nosotros mismos. Arrancar sonrisas y generar un buen recuerdo es la función y misión de las fiestas compartiendo con quienes más queremos –amigos y/o familia- una cita de gran valor.

Debemos dejar a un lado las perturbaciones anímicas y sacar lo mejor de nosotros mismos con tal de gozar de una celebración que exige cierto compromiso de nuestra parte. Seamos jóvenes o adultos no hay motivo para no gozar de una celebración.

Es cierto que las fiestas generan una mínima animadversión pues exigen un impulso de nuestra parte pero no debemos olvidar que luego, estando ya en el evento, disfrutamos como locos. Una fiesta es la culminación del éxito, de la buena sintonía y del positivismo. Las celebraciones son experiencias que se nos clavan en la retina y en la memoria.