El lastre de la crisis

Hoy en día la economía de las familias está por los suelos. Las dificultades que posee nuestra sociedad constituyen un lastre que se está arrastrando en demasía causando graves consecuencias en el desarrollo y futuro de mujeres, hombres y niños.

Los problemas económicos que padecen los individuos en nuestra sociedad nacen de la culminación de actividades poco éticas, excesivas e injustificables por parte de empresas, industrias, individuos, empresarios… Se ha gestado un sistema de excesos, desenfrenado, sin límites, que ha hecho estallar la burbuja debido al excesivo abuso y las malas conductas que se han llevado a cabo.

Ante esta situación conseguir dinero rápido constituye una necesidad incesante debido a las pocas ayudas y subvenciones que se ofrecen y la poca o inexistente oferta de trabajo para sostenernos a nosotros y a nuestra familia.

Estamos ante una etapa en la que las desigualdades sociales reinan y configuran el sistema actual. Nos encontramos con un aumento de riqueza y también con un aumento de pobreza generando unos extremos que condicionan el paradigma social y económico.

Las preocupaciones y el tormento por el que pasan centenares de miles de ciudadanos son incesantes. Tratar de establecer unos fundamentos y pilares para restablecer un equilibrio y una armonía es imprescindible para poder favorecer el desarrollo de una sociedad que se está quedando estancada y que poco a poco irá retrocediendo pudiendo incluso llegar a padecer exclusión social.

Estamos llegando a un punto muerto debido a que no se ven signos de mejora o de cambio, más bien de estancamiento. Es importante entender la relevancia que posee el hecho de administrar y instaurar medidas que favorezcan la evolución de una sociedad y evitar que las irregularidades se pasen por alto. Es importante entender que si una sociedad no dispone de recursos, derechos y seguridad es imposible que consiga encauzarse, desarrollarse y evolucionar, más bien al contrario.

La situación es alarmante, desesperante e injusta. Esta crisis, generada por unos cuantos, ha dado lugar a que toda una colectividad tenga que sufrir y pagar por algo que no ha cometido, es decir, justos por pecadores. Erradicar la corrupción es uno de los principales objetivos que se deberían marcar los gobiernos y aplicárselos a ellos mismos con tal de favorecer y crear un sistema justo, ético y equilibrado.

La afamada población está un una situación límite al ver que no puede lograr abastecer necesidades básicas como la vivienda o la alimentación. El impacto de la crisis ha generado una oleada de desconfianza, criminalidad, insatisfacción y decepción en la sociedad que ve como el sistema está confeccionado con una patraña de mentiras y de claroscuros en los que los valores parecen haber desaparecido por completo.

Estamos en una cadena colapsada en la que se evidencia la nula capacidad de gestión y administración por parte de organismos gubernamentales y empresas para poder enfrentar una situación favorecida por ellos mismos. Debemos, por tanto, exigir y reclamar un sistema político que recoja un modelo basado en la ética, el equilibrio y el control para fomentar el desarrollo de la sociedad.

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